ESOS LEVANTES “IRRELEVANTES”

Cuando quiero sonreir, pienso en mis «levantes cotidianos». Paso caminando recorriendo el centro comercial. Compro mi nescafé acostumbrado mientras trato de tantear el llavero correcto dentro de mi amplio bolso. Escucho en la discotienda música de Usher «yeah yeah», suficiente para encender mi cuerpo y caminar con determinación y aplomo.
Desde la panadería veo a los primeros levantes: dos panaderos muy sonrientes que a diario me dicen adiós, en una ocasión uno de ellos me vendió sus panes(los que les tocan al final del dia), porque fui tarde a comprar jajaja, que gesto!Soy panadería-maníaca como lo relaté hace algún tiempo y lo dejo decirme «hola caballito»cuando me atiende.
Sigo mi camino y me encuentro a los vendedores de la zapatería, con su uniforme azul me dicen «hola morena», no me simpatizan mucho y nunca vi zapatos tan espantosos, pero siempre les respondo el saludo con una mirada y alzada de cejas respectivas.
Tomo un sorbo de café y reparo en que el chico de las copias con una mirada lasciva tempranera está saboreándose, well, me ha sacado copias gratis en alguna oportunidad, así que le dedico mi mejor «media sonrisa», viene el turno del chico de Farmatodo, siempre sale de sus estantes y me espera derechito, así que por su fidelidad, le doy su saludo matinal.
El de Tecniciencias es tímido pero aconseja bien a la hora de comprar libros, con su vianda de almuerzo me saluda alegremente y lo he pillado esperándome en las escaleras eléctricas.
El de la tienda de electrodomésticos es más descarado, aveces me asusta verlo como congelado entre DVD’s y celulares tras su vitrina con una sonrisa estúpida…
El levante que más gracia me causa es el vigilante bancario. Apenas me ve acercarme, saluda desde su pequeño encierro, veo sus manos agitarse y una sonrisa tras el vidrio blindado, en cierta forma me conmueve, parece un pez en su pecera, pero muy sonriente.
Dada la naturaleza del post, creo que debería obviar el saludo de los afeminados que me saludan desde las peluquerías «Hola niña»!(igual son simpáticos jaja).
Por último el vigilante del área, todos los días me ve agacharme para abrir la cerradura de la oficina, siento su mirada en mi espalda, ni modo, es parte de la rutina, sostiene mi café casi de forma automática y sus buenos días impregnados de perfume barato me terminan de despertar…Con matiz inofensivo pienso: «Vas a salir de abajo jajaja», pero igual me divierto en mi recorrido, como una reina que hace su desfile en algún concurso de pueblo 😀